Dirigentes politicos y sociales denuncia participacion del general Eduardo Garate en crímenes de la Quebrada del Way
En una concurrida conferencia de prensa, dirigentes sociales, de derechos humanos, y del Partido Comunista en Iquique, junto al prestigioso abogado de derechos humanos, Hugo Gutiérrez, exigieron la renuncia del actual comandante en jefe de la VI División de Ejército e integrante del Alto Mando del Ejército, Eduardo Gárate Neumann, como implicado en el alevoso asesinato de un grupo de catorce prisioneros políticos cometido en la llamada Quebrada del Way, el 18 de octubre de 1973, en Antofagasta, cuando era subteniente, y en el marco de la visita de la Caravana de la Muerte encabezada por el general Arellano Stark. El ex suboficial de ejercito, Rigoberto Figueroa Torres, hizo esta denuncia implicando a este general, como uno de los oficiales que se regocijaba de haber asesinado con su corvo a un prisionero político que le pedía que no lo hiciera. Este suboficial está radicado en Australia y hace unos días atrás llegó al país para ser careado con el general Gárate, reconociendolo en el acto como participante en el grupo masacrador.
El testimonio que este suboficial había entregado a la justicia es el siguiente:
"Así fue que una noche como conductor del carro de transporte de personal (Tanque Anfibio M113A1) me fue ordenado presentarme a la guardia de la escuela para salir a un operativo. La unica orden que se me dio era seguir a un jeep que iba delante del carro que yo manejaba y escoltando a un camión Reo del ejercito. En dicho operativo yo llevaba en el interior de mi carro alrededor de quince o veinte alférez de la Escuela Militar cosa muy poco normal ya que habitualmente la tripulacion de mi carro la componía yo como conductor y comandante de carro y doce soldados conscriptos, pero esta vez solo viajaban oficiales. Salimos desde la Escuela de Blindados y nos internamos al sur por la carretera panamericana, siempre siguiendo al jeep, lo que me llamo mi atencion fue que en el jeep, guiando el operativo estaba el teniente Pablo Martínez Latorre, quien era Jefe del Servicio de Inteligencia de la Escuela de Blindados. Además en el jeep viajaban dos oficiales que no eran de la Escuela ni tampoco los ubicaba como integrantes de algún regimiento de Antofagasta. Otro hecho que llamó mi atención fue que antes de salir al operativo los oficiales ya nombrados estuvieron conversando con el coronel Director Adrián Ortiz Guttman. Sorpresivamente en la carretera nos desviamos a la izquierda y nos internamos en la pampa, dimos vueltas, Pablo Martinez conocía mucho el terreno ya que eran los lugares donde él y su compañía de Tanques hacían continuamente ejercicios. Dimos varias vueltas, no se si para emborracharnos a nosotros o alguien más ya que en ese momento yo no sabía si llevábamos detenidos. En la pampa había camanchaca espesa, pero apesar de esto pude ubicarme, ya que días antes yo había estado con unos compañeros haciendo ejercicios con nuestra Compañía y pude constatar que nos encontrábamos en la quebrada del Way. Pablo Martinez detuvo el jeep, yo estaba a unos doscientos metros y los oficiales que iban en el carro mío me ordenaron bajar la rampla y qie permaneciera en el tanque. Ellos bajaron gritando y comportándose como locos y algunos de ellos con el corvo en la mano. Como pude levanté mi asiento y traté de ver lo que sucedía y me di cuenta solo en ese momento que del camión bajaron 16 personas, que luego supe eran 14 prisioneros y dos centinelas. Con la camanchaca solo distinguía las sombras y los gritos de los alféreces los que luego se confundieron en gritos de dolor y sufrimientos, las sombras a lo lejos se veían en constante movimiento. De repente sentí un solo balazo que fue como una orden y luego ráfagas de sub ametralladoras modelo Thompson que fueron armas que nos entregaron después del 11 de septiembre del 1973 a todos los integrantes del ejército, además de un corvo. Este hecho no duró más de unos 20 a 30 minutos. Cuando regresaban al camión los oficiales venían gritando y muchos de ellos aún con el corvo en la mano, venían eufóricos, como salidos de una fiesta, se jactaban de lo que habían hecho, algunos decía palabras como: “el upeliento me pedía perdón, decía que tenía hijos, pero igual lo cagué al hueón”. La imagen que tengo de este hecho es la que no me ha dejado vivir tranquilo, he estado con tratamiento médico con especialistas para superar ese tema, aún tomo tranquilizantes y una de las formas para no quebrarme psicológicamente es dar mi testimonio de lo que sucedió en la ciudad de Antofagasta. Después de los hechos acaecidos en la quebrada del Way se nos dijo que todo lo que hubiésemos visto era parte del “código del silencio”."
Este testimonio fue refrendado por el ex suboficial de ejercito, agregando el reconocimiento que hizo del general Gárate como integrante del grupo de oficiales que asesinó a sangre fría al grupo de prisioneros, y como autor de la frase donde el prisionero le pedia que no lo matara. Los dirigentes locales indicaron que solicitarán a la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, destituya a este alto oficial.
Radio Nuevo Mundo de Iquique 100.9 FM, SOLO LA VERDAD
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